Un paseo en ellos es toda una aventura, además del deber de regatear el precio, si no lo haces pagarás más que en un taxi en cualquier capital europea. No aspires a disfrutar de una gran comodidad ni de una gran seguridad, pero también es cierto que es toda una experiencia. Por probar hasta hemos probado un Lada (de la época soviética) todo destartalado por el Malecón, que nos llevó hasta el Hotel Nacional, vaya aventura!. Eso sí, al llegar al hotel hubo que cambiar la ropa y ducharse, el olor a gas se había impregnado en la ropa y el cuerpo.