Un viaje por la Costa Azul
Un viaje por la Costa Azul
En un viaje por la Costa Azul os vamos a presentar una de las zonas más bellas de Francia, que recibe a turistas desde el siglo XIX y que hoy en día se asocia con el lujo y los famosos.
La Costa Azul francesa (Côte d’Azur), también conocida como la Riviera Francesa, es un destino turístico muy popular durante todo el año debido a su clima mediterráneo y sus hermosos paisajes.
Cómo visitar la Costa Azul
Aunque con excursiones y viajes organizados puedes conocer y visitar la Costa Azul perfectamente, un viaje por la Costa Azul no es lo mismo si lo haces con un coche, ya que es un lugar con un montón de lugares y rincones que descubrir y el coche te da ese plus, que hará de tu viaje por la Costa Azul un viaje más completo.
Para nuestros viajes a la Costa Azul hemos elegido el coche de alquiler como medio para movernos, la última vez lo hemos reservado con Booking; con la compañía Avis (270 €/ 4 días, precios año 2.022) y muy satisfechos del precio y de las garantías. El coche que nos dieron fue un Citroen C3, con el cual hicimos todo el recorrido, durante 4 días de los 6 que empleamos en la visita, ya que el primer y el último día lo dedicamos a Niza en exclusiva.
Cuándo visitar la Costa Azul
La Costa Azul es un destino popular durante todo el año, ya que ofrece diferentes atractivos en cada estación. Aquí os proponesmo algunas consideraciones a tener en cuenta para elegir cuándo visitar la Costa Azul:
La temporada alta es en verano (junio a agosto): En temporada alta la Costa Azul, con temperaturas cálidas y días soleados, es el momento perfecto para disfrutar de las playas, actividades acuáticas y festivales culturales que se llevan a cabo durante esta época. Sin embargo, hay que tener en cuenta que los destinos pueden estar más concurridos y los precios pueden ser más altos.
Aunque en la primavera (marzo a mayo) y el otoño (septiembre a octubre) la Costa Azul sigue ofreciendo un clima agradable y temperaturas suaves. Es un buen momento para explorar los encantadores pueblos costeros, realizar caminatas por la naturaleza y visitar lugares turísticos sin la multitud de la temporada alta.
Además, la Costa Azul cuenta con numerosos eventos y festivales a lo largo del año, como el Festival de Cannes en mayo, el Gran Premio de Mónaco en mayo, el Festival de Jazz de Niza en julio y el Festival de Menton en febrero.
En resumen, la Costa Azul puede visitarse durante todo el año, dependiendo de tus preferencias personales. Si disfrutas de un clima cálido y la animación de las playas, el verano es ideal. Si prefieres temperaturas más suaves y menos multitudes, la primavera y el otoño son buenas opciones. Incluso en invierno, hay actividades interesantes disponibles y precios más asequibles.
Que visitar en un viaje por la Costa Azul
La Costa Azul, es una hermosa región ubicada en el sureste de Francia, conocida por sus impresionantes paisajes costeros, playas, ciudades elegantes y animada vida nocturna. Aquí te presentamos algunas sugerencias sobre qué lugares visitar en un viaje por la Costa Azul: Niza, Mónaco, Menton, Antibes, Cannes, Saint-Tropez, Aix-en-Provence, Grasse, Éze, Villafranche-sur-mer,…. por lo que es recomendable planificar muy bien un viaje por la Costa Azul, ya que la lista de pueblos y lugares es muy extensa, y hay algunos que son imprescindibles, con esta entrada esperamos poder ayudaros a planificar ese recorrido.
Al final de esta entrada os dejamos un mapa del viaje que hicimos por la Costa Azul.
Un viaje por la Costa Azul, cómo llegar
Empezamos nuestro viaje con la llegada a Niza, punto de partida que elegimos para un viaje por la Costa Azul. Niza es una ciudad en la que nos alojamos cuatro noches, de las cuales dos fueron al principio del viaje y dos al final, después de pasar, en medio, dos noches en Aix-en-Provence.
A Niza se puede llegar de tres maneras distintas:
a) Si viajas en tu propio coche, aquí va a depender desde donde viajes, por ejemplo, si viajas desde Madrid, por la ruta más directa hay 1.223 kilómetros y casi 13 horas de viaje; si lo haces desde Barcelona hay unos 663 kilómetros y sobre 6 horas y media.
b) Una segunda opción es en tren, como hemos llegado nosotros esta última vez, veníamos de París, salimos de la Gare de Lyon y después de un viaje de unas 5 horas y 36 minutos, llegamos a la estación de Nice-Ville. Para consultar precios actualizados consultar la web de la SNCF.
c) Y la tercera, en avión, en Niza se encuentra el aeropuerto de Niza-Costa Azul, es el tercer aeropuerto más importante de Francia y se encuentra a unos 7 kilómetros de la ciudad. Fue el lugar desde donde regresamos de nuestro viaje, con Iberia, desde la Terminal 1, donde nos dejó el bus nº 12, en un trayecto de aproximadamente media hora desde la parada que hay junto a la Catedral , por 1,50 €. Para ver precios actualizados y recorridos consultar la web de Lignes d’Azur. Un taxi, año 2.022, se iba por encima de los 30 €, de día.
Un viaje por la Costa Azul, dónde alojarse
Como os comentábamos más arriba, dividimos el viaje, de 6 noches de alojamiento, en tres estancias: dos noches de alojamiento en Niza, al principio; luego, dos noches en Aix-en-Provence y para finalizar otras dos noches, de nuevo, en Niza, en distinto hotel. Descartamos para alojarnos, era agosto y plena temporada alta, Cannes y Saint-Tropez, por los precios de los alojamientos.
Una vez que llegamos a la estación de Niza pusimos rumbo al hotel, en este caso elegimos el Hotel Nice Excelsior, un hotel situado muy cerca de la estación de trenes y a menos de un cuarto de hora de la Plaza Massena, el centro de Niza y a unos 950 metros del famoso paseo Promenade des Anglais.
El Nice Excelsior Centre Ville ofrece una recepción abierta las 24 horas, WiFi gratuita y un jardín tranquilo con un bar de verano Un hotel de cuatro estrellas con buen servicio y con un buen desayuno. Para ver precios actualizados consultar su web.
En Aix-en-Provence nos alojamos en el Hotel Le Concorde, muy próximo al casco histórico y con parking, algo muy importante para nosotros. Una buena habitación, con un buen desayuno completó una estancia perfecta en Aix. Buena relación calidad/precio.
De vuelta en Niza nos alojamos en el Florence Hotel Nice, un hotel bien situado, muy cerca de la estación de trenes y de la Plaza Massena, el centro neurálgico de Niza. Con un buen desayuno y una relación calidad/precio aceptable. La habitación daba al exterior con balcón, un buen hotel para recomendar.
Primer día de un viaje por la Costa Azul
Niza
Después de llegar al hotel a primera hora de la mañana, nos pusimos a recorrer las principales atracciones de Niza . De Niza decir que es una de las ciudades más hermosas de la Costa Azul francesa, conocida por sus playas, su arquitectura, su gastronomía y su clima agradable y llena de lugares que visitar, aquí os dejamos algunas recomendaciones de lugares para ver y cosas que hacer en Niza:
La Promenade des Anglais: Es uno de los paseos más emblemáticos de Niza. Se trata de un hermoso bulevar que bordea la playa y que ofrece impresionantes vistas del mar. Es la representación de la Niza elegante, con sus hoteles clásicos y sus tiendas de lujo. Es un lugar ideal para pasear y observar a los numerosos transeúntes que pasean por ella.
Aquí se encuentra el famoso Hotel Negresco, un hotel de lujo con una arquitectura impresionante.
Vieille Ville (La Ciudad Vieja): Es el casco antiguo de Niza, un barrio lleno de callejuelas, plazas y edificios históricos. Aquí se encuentra la Catedral de Niza, la Plaza Rossetti y el Mercado de las Flores. Y donde se encuentran alguno de los restaurantes donde comimos en nuestra visita a Niza, de los que os hablamos más adelante.
La colina del Castillo de Niza: Es una antigua fortaleza ubicada en la cima de una colina, que ofrece unas vistas panorámicas de toda la ciudad. Se puede llegar a la cima a pie, en un pequeño tren turístico o subiendo en un ascensor desde el Quai des États-Units. Fue el corazón de la Niza medieval y actualmente es un parque con unas preciosas vistas sobre la bahía.
Nuestra primera visita a la Colina del Castillo fue utilizando el tren turístico, lástima que era por la tarde y las fotos hacia la Bahía de los Ángeles salían «quemadas» por el Sol, tomamos nota para la próxima ocasión.
El Museo Matisse: Este museo alberga una impresionante colección de obras del famoso pintor Henri Matisse, quien pasó gran parte de su vida en Niza.
El Mercado de Cours Saleya: Es un colorido mercado al aire libre donde se pueden encontrar frutas y verduras frescas, flores, aceitunas y productos típicos de la región y donde se puede disfrutar de sus terrazas, especialmente al atardecer, donde hay un una gran animación y ambiente.
El barrio de la plaza Massena: Es una plaza muy animada y colorida, rodeada de tiendas, bares y restaurantes. Es el auténtico centro neurálgico de Niza y con mucha animación tanto de día como de noche.
Las playas: En Niza los tramos públicos se alternan con los privados, playas de pago en lo que lo más importante es ver y ser visto, entre las que destacan la de Beau Rivage y la de Blue Beach. Si buscas una playa pública de arena te tienes que acercar hasta Vilefranche-sur-Mer, en Niza son de guijarros.
La catedral ortodoxa rusa de San Nicolás: al principio sorprende encontrar en Niza el mayor templo ortodoxo situado fuera de Rusía . Se encuentra ubicada en el bulevar Tzarévitch, en el lugar donde murió el hijo del zar Alejandro II en 1.865 de encefalitis. Fue inaugurada en 1912, financiada por el zar Nicolás II, y está bajo la jurisdicción del Patriarca de Moscú. Aunque está algo apartado del centro, merece la pena acercarse a visitarlo, la entrada es gratuita y el templo es precioso, es una imitación de San Basilio de Moscú.
Finalizamos el día con un recorrido por la ciudad vieja de Niza y comiendo en la plaza de la Catedral, en la terraza de la pizzeria «La Claire Fontaine», donde a pesar de las reseñas de internet tuvimos una buena experiencia, camareros atentos y rápidos, y los precios (año 2.022) bien, una pizza 12,90 €, una ensalada niçoise por 11,90 € y un escalope por 18 € y el menú para el niño, con postre incluído por 9,90 €.
Segundo día de un viaje por la Costa Azul
El segundo día de nuestra estancia en Niza decidimos visitar Villefranche-sur-Mer, Éze, Mónaco y Mentón. Para hacer ese recorrido decidimos alquilar el coche, que nos serviría para los visitar los otros lugares de la Costa Azul los días siguientes. El coche lo recogimos en la oficina de Avis situada en la Gare de Nice-TGV, situada en la Avenue Thiers. Ahí empezamos un viaje por la Costa Azul en coche. Pero antes de nada, en un viaje entre Niza y Mónaco hay que explicar qué son las «corniches».
Las Corniches ¿qué son?
Con el nombre de «las Corniches» (cornisas) en la Costa Azul se hace referencia a las impresionantes carreteras costeras que serpentean a lo largo de la costa que va de Niza a Menton. Estas carreteras panorámicas ofrecen vistas espectaculares del mar, las montañas y los pintorescos pueblos de la región.
Hay tres «corniches» cornisas principales en la Costa Azul:
La Grande Corniche: Es la carretera más alta de las tres y ofrece vistas panorámicas impresionantes del mar Mediterráneo. Se extiende desde Niza hasta Menton y pasa por encima de los pueblos y las montañas de la región. Esta carretera también es famosa por ser parte de la ruta utilizada por el personaje de James Bond en la película «GoldenEye».
La Moyenne Corniche: Es la carretera intermedia y serpentea entre la costa y las montañas. Ofrece vistas igualmente impresionantes y pasa por pueblos encantadores como Èze y La Turbie. También es conocida por su belleza escénica y ha sido mencionada en varias obras literarias y cinematográficas.
Las cornisas de la Costa Azul son famosas por su belleza natural y su encanto escénico. Son rutas populares para los visitantes que desean disfrutar de un hermoso paisaje mientras conducen.
Las carreteras son estrechas y sinuosas, pero valen la pena por las impresionantes vistas que ofrecen. Además de disfrutar de los paisajes, también se puede visitar los encantadores pueblos costeros, explorar los exuberantes jardines y relajarse en las playas bañadas por el sol.
Es importante tener en cuenta que estas carreteras pueden estar con mucho tráfico durante la temporada turística.
No hay que olvidarse que también hay una autopista (la A8), que la utilizamos en algunos tramos, sobre todo a la vuelta, que va todavía por encima de estas tres corniches.
Villefranche-sur-mer y Éze
Salimos de Niza en dirección a Mónaco, primero hicimos una breve parada en Villefranche-sur-Mer, que se encuentra a unos 15 kilómetros de Niza, donde bajamos al puerto y allí descubrimos una calle cubierta que llamó nuestra atención, la «Rue Obscure», una calle construida en la Edad Media y que conecta el puerto con el casco antiguo. Aunque lo más bonito para nosotros es la panorámica sobre Villefranche que se puede observar desde cualquiera de los miradores de las Corniches.
Así fue como vimos Éze, desde un mirador, decidimos no bajar al ir con un niño pero las vistas desde cualquiera de los miradores son impresionantes, nosotros paramos en el «Grande Corniche State Park» tal como se puede ver en la foto de más arriba.
Desde Éze ya pusimos rumbo a Mónaco, y en Mónaco teníamos que buscar un parking, elegimos el «Parking du Chemin des Pêcheurs» que se encuentra cerca del palacio y del muelle.
Mónaco
Y empezamos nuestro recorrido por Mónaco, que es un pequeño y lujoso principado ubicado en la costa mediterránea. Aunque es un país muy pequeño, tiene una gran cantidad de lugares interesantes para visitar. Aquí tenéis algunas sugerencias sobre qué ver y hacer en Mónaco:
Casino de Monte Carlo: Es uno de los destinos más famosos de Mónaco. El casino es conocido por su glamour y su historia. Incluso si no eres un jugador, vale la pena visitarlo para admirar su arquitectura impresionante y el ambiente elegante. Para los amantes de los coches de lujo es todo un espectáculo el parking que hay frente al casino, ahí veréis una amplia representación de Ferraris, Lamborghinis, Rolls Royce, …
Palacio del Príncipe: El Palacio del Príncipe es la residencia oficial del Príncipe de Mónaco y uno de los principales atractivos turísticos. Puedes realizar visitas guiadas para explorar los hermosos salones, la Capilla de San Juan y los jardines, además de disfrutar de una vista panorámica de Mónaco desde la terraza.
Jardín Exótico: Este jardín botánico es famoso por su colección de cactus y plantas suculentas provenientes de diferentes partes del mundo. Además de la interesante flora, el jardín ofrece vistas panorámicas increíbles de Mónaco y el mar Mediterráneo.
Museo Oceanográfico: Fundado por el príncipe Alberto I, el Museo Oceanográfico es uno de los acuarios más importantes del mundo y también un centro de investigación científica. Puede explorar una gran variedad de especies marinas, exhibiciones interactivas y aprender sobre la importancia de la conservación marina.
Puerto de Mónaco: El puerto es famoso por albergar yates y barcos de lujo. Pasear por el puerto es una excelente manera de admirar los impresionantes yates y disfrutar del ambiente exclusivo. Además, es un lugar ideal para tomar fotografías panorámicas de la ciudad.
La Condamine: Es uno de los distritos más antiguos de Mónaco y es el punto de salida y llegada del Gran Premio de Formula I. Cuenta con un mercado local vibrante donde puedes encontrar productos frescos, flores y artículos de moda. También hay numerosos restaurantes y cafés encantadores para disfrutar de la gastronomía local.
Estas son solo algunas sugerencias para explorar Mónaco, pero también puedes visitar la Catedral de Mónaco, donde se encuentran las tumbas de Grace y Rainiero, dar un paseo por el Circuito de Fórmula 1 o simplemente disfrutar de la elegante atmósfera de la ciudad.
Aunque parezca increíble, es una ciudad que nos pareció relativamente barata para comer, comimos en Mónaco ville, al lado de la Catedral, en la pizzeria Saint Nicolas, en la terraza, canelones, pizza y ensalada cesar, con tiramisú y cervezas por menos de 50 € (año 2.021).
Menton
Después de comer en Mónaco continuamos hasta Menton, que se encuentra en la frontera con Italia.
Menton ofrece una mezcla única de influencias francesas e italianas que se refleja en su arquitectura, cultura y gastronomía.
En el siglo XIX, Menton se convirtió en un destino popular entre británicos y rusos que buscaban el clima suave y los paisajes impresionantes de la Riviera Francesa.
La ciudad floreció como un refugio de invierno para la élite europea, atrayendo artistas, escritores y nobles, lo que ha quedado reflejado en el urbanismo de la ciudad, que conserva un aire decimonónico en la parte antigua.
Aunque nuestra primera parada fue en la playa Rondelli, luego subimos al casco histórico, mas concretamente, a la zona donde se encuentra la Basílica de Saint Michel, su templo más emblemático. Para subir vas serpenteando por calles llenas de casas de colores (amarillo y naranja, principalmente), túneles y unas escaleras empinadas que te llevaran a lo más alto, donde se encuentra la basílica.
Menton es conocida como la «ciudad jardín» ya que alberga varios de ellos, entre los que destacamos los de de Val Rahmeh, que además de albergar un montón de plantas exóticas tienen unas preciosas vistas.
El casco histórico de Menton tiene una zona de terraceo para disfrutar de un refrigerio que os recomendamos visitar.
Aunque no lo visitamos en Menton se encuentra el Museo de Jean Cocteau, su habitante más ilustre.
Montecarlo
Salimos de Menton en dirección a Montecarlo, ya que nos apetecía ver el ambiente en la zona del Casino al atardecer y fue un acierto, a los fanáticos de los coches deportivos y de lujo, en la Plaza del Casino había una auténtica exhibición de deportivos y Rolls Royce, justo al lado del Hotel de París.
Regresamos de noche a Niza, donde cenamos, esta vez volvimos por la zona vieja, buscando un restaurante del que nos habían hablado bien y un poco complicado de localizar, en un callejón estrecho (en el nº 5 de la Rue Droite), el restaurante se llama «Chez Palmire», y mereció la pena, el menu de 20 € con postre y bebida aparte, con una excelente relación calidad/precio.
Tercer día de un viaje por la Costa Azul
Abandonamos Niza temporalmente, regresariamos dentro de dos noches, para recorrer la zona al sur de Niza.
El primer día visitamos Antibes, Cannes, St. Tropez para finalizar de noche en Aix-en-Provence.
Antibes
Nuestra primera parada fue en Cap d’Antibes, una bella península repleta de mansiones y de unas vistas espectaculares.
Continuamos hacia Antibes, donde hicimos una breve visita, en la que nos dió tiempo a ver el Port Vauban, el mayor puerto deportivo de Europa y la ciudadela de Antibes, ciudadela levantada a mediados del siglo XVI y que ha sufrido numerosas modificaciones, aún así resulta espectacular.
En esta breve visita nos dió tiempo a visitar el mercado de Antibes pero no el Museo Picasso, que se encuentra en Antibes, llevabamos la agenda muy apretada, otra vez será.
Cannes
A unos 25 kilómetros de Antibes se encuentra Cannes, mundialmente conocida por su festival de cine.
Un festival que no es su única atracción ya que en Cannes no te debes perder una serie de lugares y atracciones que debes ver en una visita a esta ciudad.
En primer lugar, la famosa avenida frente al mar, el «Paseo de la Croisette», repleta de tiendas de lujo, hoteles, restaurantes y playas.
Otro punto que visitar en tan cinéfila ciudad es el «Palacio de Festivales y Congresos», donde tiene lugar el famoso Festival de Cannes, la famosa escalera por donde desfilan las celebridades del celuloide en su alfombra roja desde el año 1.946. Lugar de foto casi «obligada».
Pero lo que más nos llamó la atención en Cannes fue su casco antiguo, «Le Suquet«, encaramado en una colina, con calles estrechas, casas con encanto y un gran ambiente y una atmósfera de pueblo dentro la ciudad cosmopolita que es Cannes.
En una visita a Le Suquet te recomendamos visitar el Castillo de Le Castre, al que se puede subir a su torre y obtener unas preciosas vistas de Cannes y en su interior tiene un museo, el Museo de la Castre, con colecciones de antigüedades, particularmente del Mediterráneo y Oriente Medio, aunque hay obras de arte y objetos de Oceanía, América y el Himalaya.
En Le Suquet también se encuentra la Iglesia de Nuestra Señora de la Esperanza, una iglesia en la que destaca su bello campanario, de estilo románico, y las buenas vistas sobre la ciudad.
Le Suquet también es un buen lugar para comer, con algunos restaurantes con encanto, como el que elegimos para comer a mediodía, el restaurante «Aux Bons Enfants» un restaurante con larga tradición, ya que llevan cocinando desde el año 1.935 y donde hay un agradable ambiente y buena atención, y tampoco es especialmente caro para ser Cannes, en el año 2.022 los platos principales tenían un precio de 24 € y los postres, si eran un poco caros, 11 €, pero para lo que se estila en Cannes nos pareció un buen precio.
Cannes, como ciudad situada en la Riviera francesa tiene en sus playas uno de sus principales atractivos, de las que destacamos la Playa de la Croisette por su entorno y estar muy céntrica. Su suave pendiente es ideal para nadar y divertirse en el agua. La proximidad al centro de la ciudad también es un plus, con muchas tiendas y restaurantes cerca. Estas es una de las playas más populares, con impresionantes vistas del agua, del casco antiguo y dominada por hoteles de lujo.
St. Tropez
Después de haber comido en Cannes decidimos poner rumbo a St. Tropez. Hicimos caso al navegador que nos envío por la A8 y por una por una carretera que parece increíble que una estos dos grandes polos turísticos, a veces estrecha, con curvas y por zona montañosa; eso sí, paisajísticamente llamaba nuestra atención. Al cabo de 1 hora y 20 minutos llegamos a St. Tropez.
Y cuando llegas a St. Tropez te sorprende, un pueblo pintoresco que quizás no dejaría de serlo y tener la fama mundial que tiene sino fuera porque aquí se rodó «Y Dios creó a la mujer» con Brigitte Bardot en el año 1.956, factor decisivo en la popularización de la ciudad como destino turístico de renombre mundial.
Desde entonces, St. Tropez es conocido por su glamour y su ambiente, y un lugar frecuentado por la jet set, donde la mezcla única de historia, lujo y belleza natural no os decepcionará.
Aunque para entrar en el pueblo hay que soportar, era verano, una buena retención, las carreteras de acceso dejan bastante que desear. Al final nos compensó poder aparcar en la calle, en el Bd Vasserot, y desde ahí a conocer a pie St. Tropez, ya que la mejor forma de moverte por Saint-Tropez es caminando, dado que gran parte del centro del pueblo es peatonal.
El corazón de St. Tropez es su puerto y, nuestra recomendación, el lugar ideal para empezar la visita. El puerto mezcla lujo y tradición, como podéis ver en la mezcla de yates de lujo y embarcaciones de pesca en el puerto. En toda la zona del puerto hay mucha animación, con bares que te invitan a tomarte algo, como el famoso Le Senequier, donde disfrutaras del ambiente del puerto de St. Tropez, eso sí, barato no es pero tampoco estás todos los días en St. Tropez.
Seguimos caminando y enfilamos hacia La Ponche, el barrio típico de St. Tropez, donde te alejas del bullicio del puerto y paseas por estrechas calles adoquinadas y callejones, mientras admiras las casas de colores (naranja, ocres y rosas), con sus casas a pie de mar, es el barrio que mantiene la autenticidad de St. Tropez.
Fue refugio de artistas durante el siglo XX y en él encontrarás encantadores cafés.
Continuamos caminando, y en la ciudad vieja (La Vielle Ville) encontramos dos lugares que nos encantaron, uno la Place des Lices, una plaza llena de tipismo y jugadores de petanca y otra, el símbolo de St. Tropez, la torre de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, que con sus colores (amarillo y rojo) contrasta con el azul del cielo y el mar, además de ser visible a gran distancia. En el interior se puede ver el busto de St. Tropez (patrón de los marineros y del pueblo)
St. Tropez es conocido por sus hermosas playas, a menos de 1 kilómetro del puerto está la playa de Bouillabaisse, la única que vimos, ya que solo disfrutó de ella el niño un rato.
Nos quedamos con muchas ganas de ir hasta la playa de Pampelonne, donde se rodaron varias escenas de la película «Y Dios creó a la mujer» con Brigitte Bardot lo que contribuyó a consolidar la reputación de Pampelonne como un destino de playa chic y glamoroso. Otro motivo para volver y para ver el cercano pueblo de Port Grimaud, que solo atisbamos a ver desde la carretera.
Aix-en-Provence
Nos quedaban todavía 125 kilómetros y una hora y pico de coche para llegar a nuestro destino final por hoy, la bella ciudad de Aix-en-Provence, lugar donde dormiríamos en el Hotel Concorde.
El Concorde Hotel está situado muy cerca del centro histórico de la ciudad. La habitación que nos tocó era amplia, limpia y cómoda, con cafetera. El hotel dispone de una zona de aparcamiento dentro del propio hotel. El desayuno correcto pero básico. Un hotel con una buena relación calidad/precio para visitar la zona.
Salimos a cenar por la ciudad, así recorrimos parte del principal punto de atracción de Aix-en-Provence, la Cours Mirebau que está llena de cafeterías y restaurantes con terrazas con mucho ambiente, aunque al final terminamos en un local original, L’After 18, con una pequeña terraza enclavada en el centro de la Place des Cardeurs, donde tu mismo puedes componer las tablas (quesos, embutidos, verduras,…) y tienen una cerveza excelente. Desde ahí regresamos directos al hotel, el día había sido largo.
Cuarto día de un viaje por la Costa Azul
Aix-en-Provence
El segundo día recorrimos por la mañana la ciudad de Aix-en-Provence, para subir a mediodía hasta Valensole a contemplar los campos de lavanda y los paisajes provenzales. Regresamos a Aix-en-Provence por al atardecer.
Después de desayunar en el hotel pusimos volvimos por donde anduvimos la noche anterior para llegar hasta la Cours Mirabeau, la avenida principal de la ciudad y un lugar ideal para comenzar a explorar esta bella ciudad.
La Cours Mirebeau está llena de edificios históricos , cafés con terrazas y tiendas de lo más variado. Si de noche hay animación de día también, una parada técnica en el histórico Les Deus Garçons, un lugar que frecuentaba Paul Cezanne, pintor impresionista que nació y murió aquí.
Luego continuamos hacia el casco antiguo, el Vieil Aix, lleno de calles con encanto y edificios históricos, con plazas pequeñas pero preciosas como la Place d’Albertas, con una fuente en el centro y regresar al mismo lugar donde habíamos cenado, la bella Place des Cardeurs.
Muy próxima se encuentra la Catedral de Catedral de St Sauveur, en la Place des Martyrs de la Resistance. En esta catedral confluyen diferentes estilos arquitectónicos, fruto de las modificaciones que sufrió a lo largo de los siglos, desde su construcción en el siglo XII en estilo románico.
No podíamos dejar Aix-en-Provence sin visitar algo relacionado con Paul Cezanne, y el elegido fue el atelier del pintor.
Tras visitar el centro histórico es muy fácil llegar hasta él, es un pequeño paseo subiendo una calle.
El precio de la entrada era de 6 € ( más 3 € de audioguía), tener en cuenta que desde el 1 de abril de 2024 permanecerá cerrado hasta 2025, os dejamos enlace a la web oficial para ver horarios y precios actualizados de cuando vuelva a abrir.
Es un sitio evocador, más que nada, no vais a ver un museo ni nada que se le parezca
sino parte de sus posesiones más preciadas y familiares, como sus modelos de naturalezas muertas y su mobiliario de trabajo, se encuentra un espacio donde se puede sentir la presencia del pintor con mayor intensidad.
Desde 1902 hasta su fallecimiento en 1906, Cézanne trabajó a diario en este luminoso estudio, el cual fue el origen de numerosas obras que hoy se exhiben en destacados museos alrededor del mundo, incluyendo Las últimas Bañistas.
De ahí vuelta al hotel para irnos en el coche hacia Valensole, una ruta que nos llevó casi una hora.
Valensole
La meseta de Valensole, ubicada al sur del departamento de Alpes de Alta Provenza y no lejos de Digne-les-Bains y las gargantas del Verdon, se extiende sobre 800 km² con una altitud de 500 metros.
Este territorio, conocido por ser el hogar de la famosa planta aromática provenzal, está adornado con campos de lavanda y trigo, y salpicado de encantadores pueblos como Saint-Martin-de-Brômes, Riez y Esparron-de-Verdon.
Si os gustan los paisajes típicos de la Provenza debéis visitar la meseta de Valensole durante los meses de junio y julio, cuando la lavanda está en plena floración y brilla con un hermoso tono azul, ofreciendo una experiencia visual y olfativa fascinante.
El pueblo de Valensole es conocido por su exquisita miel de lavanda, con un sabor sutil y delicado que deleita a los amantes del dulce. Os recomendamos probarlo, está exquisito, otra de las compras que hicimos fue el jabón de lavanda.
Sainte-Croix-du-Verdon
Al caer la tarde, regresamos a Aix-en-Provence, donde básicamente nos dedicamos a hacer unas compras, entre ellas de los famosos de Calissons d’Aix, un delicioso postre típico de la la zona de Aix, elaborado con una masa suave y uniforme, de tono amarillo claro, con aromas de frutas, especialmente de melón y naranja, al que se le añade almendras trituradas, todo cubierto con una capa de glaseado blanco.
Los calissons tienen una textura parecida al mazapán, pero con un sabor más afrutado gracias al melón, que le otorga su particular sabor.
Quinto día de un viaje por la Costa Azul
Marsella
Después de desayunar, subimos al coche y nos pusimos en ruta dirección al Puerto Viejo de Marsella, no teníamos tiempo para más, pero no queríamos irnos sin ver Marsella aunque solo fuera un rato.
Después de poco más de 30 kilómetros y unos 40 minutos, llegamos al Vieux Port, donde después de aparcar (cosa nada fácil, al final dimos aparcado en el un parking al lado del puerto), dimos una vuelta por la zona.
Es el verdadero corazón palpitante de la vida cotidiana en Marsella. Símbolo representativo de Marbella, es una zona con mucho ambiente, con un bullicio constante de personas que pasean y una gran cantidad de establecimientos de restauración, además de algunos de los principales hoteles de Marsella.
También es el lugar desde donde parten cada día los barcos que ofrecen excursiones turísticas, nos quedamos con las ganas de visitar el Castillo de If, que se puede visitar en ferry. En la novela «El conde de Montecristo» de Alexandre Dumas, es donde Edmond Dantés (el futuro Conde de Montecristo) conoce al abate Faria (que le indicará donde se encuentra el tesoro). Otra vez será, no había tiempo.
Al final teníamos reserva para comer temprano, ya que habíamos reservado en el «Café Bovo» y fue todo un acierto. Unos deliciosos «bigolis» (una especie de espaguetis) y su famoso tartar de ternera, exquisitos y a un muy buen precio, para los que es Francia. Os dejamos un enlace a su menú para que consultéis precios actualizados, muy recomendable.
Grasse
Después de comer salimos rápido a por el coche, nos quedaban casi 180 kilómetros hasta nuestro próximo destino, Grasse.
Un destino que teníamos en mente desde que leímos la novela «El perfume» de Patrick Süskind, donde Grasse ocupa un papel importante.
Durante el siglo XVIII, Grasse se convirtió en el capital mundial de la industria del perfume, gracias a su clima favorable para el cultivo de flores y plantas aromáticas, así como a la llegada de perfumistas expertos.
Niza
Ya estaba atardeciendo y nuestro destino final, Niza, nos esperaba a unos 40 kilómetros de distancia de Grasse.
Al llegar, lo primero que hicimos fue dejar el coche de alquiler en la misma oficina donde lo habíamos recogido el segundo día de nuestra estancia en Niza, en la estación de trenes.
Nos dirigimos al nuevo hotel que habíamos reservado para esta noche y la siguiente. El Florence Nice Hotel está muy bien situado, un hotel de 3 estrellas en la esquina de la avenida Jean Médecin en una tranquila calle peatonal.
Un hotel que se encuentra a pocos minutos a pie del Paseo de los Ingleses. Para acceder a las playas debe atravesar la maravillosa plaza Masséna y la Ciudad Vieja, dos lugares emblemáticos de Niza.
Después de hace el checking dejamos el hotel y fuimos dar un vuelta, primero por la Plaza Massena y luego hacia la ciudad vieja, donde habiamos reservado mesa en Chez Acchiardo, un lugar que nos encantó y que os recomendamos si os encontráis en Niza, eso sí reservar se hace imprescindible y tener en cuenta que los fines de semana está cerrado.
Pero mientras nos dirigíamos al restaurante pasamos por delante la Catedral de Santa Reparata, un templo levantado en el siglo XVII que se ubica en una plaza con un ambiente espectacular al anochecer, llena de terrazas.
Después de disfrutar de la cena, nos fuimos dar un paseo hasta el Paseo de los Ingleses, Promenade des Anglais, una avenida con una longitud de 7 kilómetros, que discurre a lo largo de la Bahía de los Ángeles y las playas de guijarros.
Su construcción en 1832 fue impulsada por el Reverendo Lewis Way inglés. Es un punto de encuentro esencial tanto para turistas como para lugareños, que disfrutan reuniéndose allí. Ya sea patinando, en bicicleta, caminando o corriendo, solo o en compañía, el paseo ofrece diversas actividades para goce y disfrute de los visitantes.
De noche, hay momentos, cuando se juntan varios aviones (nosotros hemos llegado a contar hasta seis) sobre el mar, frente al paseo, esperando poder aterrizar, un espectáculo.
En su recorrido nos vamos a encontrar con los más bellos hoteles de lujo de Niza, como el Palais de la Méditerranée, el West End Hotel o el mítico Hotel Negresco.
Sexto día de un viaje por la Costa Azul
Niza
En nuestro último día de viaje por la Costa Azul teníamos todo el día para disfrutar de Niza, ya que a la mañana siguiente nos salía el avión de regreso a casa, tal como os comentamos al principio de esta entrada.
A primera hora de la mañana nos dirigimos a la colina del Castillo, ya que queríamos tener unas buenas vistas y que el sol no nos estropeara las fotos.
Así fue como subimos a la Torre Bellanda, que ofrece una de las panorámicas más impresionantes de la Bahía de los Ángeles, un lugar con historia en la colina del Castillo.
La Tour Bellanda es un lugar singular que relata la historia de Niza. Originalmente erigida para la defensa de la ciudad, hoy en día se ha transformado en un punto de observación esencial para los visitantes que desean disfrutar de las vistas más espectaculares de la Bahía de los Ángeles.
Aunque es accesible en ascensor desde la base de la colina, nosotros subimos por las escaleras de Lesage hasta la cima, una pedazo subida pero tampoco tan difícil de lograr.
En la Colina del Castillo apenas quedan restos de la fortaleza, ya que cuando la conquistó Luis XIV mandó demolerla a principios del siglo XVIII.
Otro lugar que ofrece unas vistas espectaculares sobre Niza es la terraza Frédéric Nietzsche, que debe su nombre al filósofo alemán al que le gustaba pasear por aquí. Dando una vuelta por la Colina pudimos ver del lado este el puerto de la ciudad.
Al bajar de la Colina del Castillo continuamos nuestro recorrido por la Promenade des Anglais y, un poco más adelante, en una zona de curva nos encontramos con algo ya muy frecuente en muchas ciudades, el logo «I Love Nice» precedido de un hashtag #, muy instagrameable.
De vuelta hacia la ciudad, después de caminar unos 500 metros desde el logo de Niza, nos encontramos en el mercado de Cours Saleya, situado en el casco antiguo.
Si algo caracteriza al mercado de Cours Saleya es su versatilidad, ya que en el mercado de Cours Saleya se venden alimentos por la mañana, flores durante todo el día y antigüedades los lunes. Además de estar rodedado de numerosos bares y restaurantes, un ambiente que te activa los sentidos.
Recorriendo el casco viejo de Niza llegamos a la Plaza Garibaldi. Una plaza en honor a uno de sus hijos más famosos.
La Plaza Garibaldi es un lugar emblemático en el corazón de Niza que lleva el nombre de este ilustre personaje clave en la unificación de Italia.
La Plaza es muy bonita, con edificios de color y rodeada de cafes y restaurantes.
A todo esto llego mediodía y hubo que hacer una parada técnica para comer, ahí no fuimos nada originales, repetimos en «Chez Palmyre» donde habíamos cenado el segundo día de nuestro viaje por la Costa Azul, repetimos y con el mismo éxito que la primera vez.
Después de reponer fuerzas continuamos caminando hacia el centro, y nos encontramos con las fuentes de la Promenade du Paillon, un lugar refrescante debido a su gigantesco espejo de agua.
Camino de las playas, nos encontramos con una vieja conocida, la Plaza Massena, levantada en el siglo XIX, testigo de la historia contemporánea de Niza y remodelada a principios del siglo XXI, es el punto de reunión de los nizardos y de los visitantes.
Hoy en día, la Plaza Masséna es conocida por su diseño único, con suelo empedrado en blanco y negro, y por su estatua monumental de Apollo, el dios griego del sol y la música, en la Fontaine du Soleil.
Además, la plaza está bordeada por edificios de estilo neoclásico con coloridos tonos ocres y rojos, que añaden aún más encanto a su entorno.
Es el punto de partida ideal para visitar alguna de las principales atracciones de Niza, como el casco antiguo de Niza (Vieux Nice), la Promenade des Anglais y las playas, a los que nos dirigimos desde allí.
Desde la Plaza Massena ya tenemos a menos de 500 metros el Paseo de los Ingleses «Promenade des Anglais» del que os hablamos anteriormente.
Estando en Niza y en la Costa Azul decidimos ir a una de las playas privadas de Niza, la Blue Beach, muy bien situada en medio de la Promenades des Anglais aunque no deja de ser una playa de guijarros pero con unos estupendos servicios (que hay que pagar y bien) y un agua de un color azul intenso.
Hablando del precio, nos pareció caro pero los servicios son estupendos y es una experiencia que queríamos vivir estando en Niza. Para ver precios actualizados os dejamos el siguiente en enlace a la web de la playa Blue Beach.
Por supuesto, hay playas públicas, como la de Carras, pero sin servicios como los de las privadas. Consejo: no os olvidéis de unos escarpines o sandalias.
Después de la sesión de playa, fuimos dando un paseo por la Promenade des Anglais, contemplando un espectáculo curioso, la de los aviones esperando tener permiso para aterrizar en el aeropuerto de Niza sobre el mar y, relativamente, cerca del paseo.
Además al anochecer la Promenade des Anglais es una zona llena de gente, con mucho ambiente. Un punto perfecto para despedirse de Niza, por supuesto, después de ir cenar. Estábamos finalizando nuestro recorrido por la Costa Azul.
Habiamos reservado para cenar, en un restaurante que nos recomendaron en el hotel, el restaurante era «La Maison de Marie», además nos quedaba muy cerca del hotel y todavía más de la Plaza Massena.
Una buena despedida de Niza, los platos muy bien elaborados, el ambiente agradable y el servicio bien, aunque no son muy rápidos; una buena relación calidad/precio para lo que es Niza. Por si queréis ver precios y platos os dejamos el enlace a la web de La Maison de Marie.
Y aquí remató nuestra estancia en Niza, al día siguiente, tal como os comentábamos al principio tocaba volver para casa en avión, a primera hora de la mañana. Así terminó nuestro viaje por la Costa Azul.
Mapa de un viaje por la Costa Azul
También te pueden interesar: